A menudo nos dejamos alterar por cosas que,al examinarlas con
mayor atención, no son realmente tan tremendas. Nos obsesionamos por problemas
y preocupaciones pequeños y lo sacamos de su justa proporción. Por ejemplo,
puede que un desconocido nos cierre el paso en medio del tráfico. En lugar de
olvidarnos del asunto y continuar con las jornada sin darle más importancia,
nos convencemos de que nuestro enojo está justificado. Representamos un
enfrentamiento imaginario dentro de nuestra cabeza. Muchos de nosotros tal
vez le hablamos luego del incidente a otra persona, en lugar de dejar el
tema.
Si aprendemos a no preocuparnos
por la cosas pequeñas obtendremos enormes beneficios. Cuando te comprometas a
alcanzar esta meta, descubrirás que tienes muchísima más energía para ser más
amable y más bondadoso.
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