Hoy
charlamos con Gabriel Córdoba. Murciano, afincado en Barcelona, realiza teatro,
monólogos por toda España. Regenta una academia
de comedia llamada Stand Up Academy en Barcelona. Hablamos de humor,
risas, la psicología en su trabajo y en el mío, y hasta de bullying.
ARMANDO GALIAN PSICÓLOGO:
Empieza Gabriel Córdoba en esto del teatro y espectáculo por Murcia.
GABRIEL
CÓRDOBA: Sí. Empecé con 14 años viendo
una obra de teatro recién llegado al instituto y me enamoré, supe que quería
hacer eso para el resto de mi vida, me apunté a un grupo de teatro y ahí empezó
todo lo que me llevó después a ganar un concurso de monólogos y a dar clases y
a escribir libros. Nunca lo pensé, es más de lo que soñé.
A.G.P.: ¿Cómo
entiendes el humor?
G.C.:
Cómo
una herramienta, como un vehículo para cambiar tú y a los que te escuchan, como
el teatro, como el cine o la literatura. El humor puede ser una forma artística
que transforme el entorno. Decía Oscar Wilde, si quieres decirles la verdad,
hazles reír o te matarán.
A.G.P.:
En tu profesión a la gente aportas...
G.C.:
En
mis alumnos aporto estabilidad y herramientas para que se desenvuelvan en un
mundo profesional caótico como es el mío. En los escenarios aporto alegría y un
mensaje muy positivo de respeto a las diferencias. Y cuando escribo intento
inspirar al que lee.
A.G.P.:
Estarás en algún canal de pago, es que no le vemos haciendo televisión o cine.
G.C.:
He
aparecido en Comedy Central y TV3 haciendo monólogos, pero no soy muy
mediático, ¡afortunadamente!
A.G.P.: Y tu consagración, ¿Para cuándo?
G.C.:
Hay
gente que entiende lo de la consagración como ser el nuevo Berto Romero o Dani
Rovira, eso es algo casi imposible por mucho talento que tengas. Me siento muy
querido y respetado en Barcelona. Se me encargan trabajos de responsabilidad
todo el tiempo para instituciones y teatros, y eso es algo que me hace sentir
muy valorado. Dirijo mi propia academia y tengo un montón de proyectos. Hubiera
sido imposible en Murcia, así que para mí mi consagración empezó cuando me cogí
el tren para Barcelona.
A.G.P.: ¿Eres un influencer del siglo XXI?
G.C.:
Ni
hablar. Me gusta compartir pensamientos a través de mi blog y llevo dos libros
publicados, pero eso no es ser influencer, al menos no como está concebido hoy
en día. Eso sí, me encanta influir en la gente de mi entorno, puedes elegir
cuando conoces a alguien preguntarte qué puede hacer esta persona por ti o qué
puedes hacer tú por esa persona. En esa decisión intento elegír dar luz y no
generar caos en los demás
A.G.P.: No le voy a preguntar si es mejor público el
murciano que el catalán, o al revés.
G.C.:
Pues no te lo contesto, no pasa nada.
Jajajaja.
A.G.P.:
Adicto a...
G.C.:
La
lectura, la comida italiana y al azúcar.
A.G.P.: Algún ritual que sigas antes de un
espectáculo para relajar tu ansiedad, no sé, un último vistazo a los apuntes.
G.C.:
Un
show nunca debe entenderse como un examen, así que nada de mirar apuntes o
guiones, si a esas alturas, antes de salir tienes dudas, hay que trabajar la
inseguridad, no los textos. Siempre intento bailar aunque no haya música para
relajar los músculos, respirar profundo, calentar la voz y beber mucha agua. ¡Y
a disfrutar!
A.G.P.: Digo yo que te dará ansiedad antes de...
G.C.:
Me
da ansiedad lo desconocido, llevo 25 años sobre los escenarios, es como mi
casa, así que no sufro de ansiedad a la hora de actuar, menos mal.
A.G.P.: ¿Existe la depresión en la vida de un
monologuista?
G.C.:
Por
supuesto. Hay una historia en la que un hombre va al psicólogo y le dice que
está deprimido, y el médico le recomienda ir a ver a un famoso payaso que actúa
esa noche en el teatro de la ciudad. El paciente contesta, yo soy ese payaso.
De la tristeza no se libra nadie, ni del dolor, pero igual que un fontanero se
guarda las lágrimas y va a trabajar, nosotros también. A veces es duro, aunque
tengo la suerte de que nunca me han diagnosticado una depresión, eso son
palabras mayores.
A.G.P.: Por el hecho de ser gay, ¿has sufrido bullying
en algún momento de tu vida?
G.C.:
Toda
mi vida, desde que tengo recuerdos. He sufrido menosprecios y rechazos incluso
antes de saber si yo era gay o no, me sexualizaron y discriminaron, mucho antes
de tener una sexualidad propia, por parte de mi familia y de mi entorno sólo
por tener pluma. El colegio y el instituto, sobre todo este último, fueron horribles.
Aún hoy sufro de prejuicios de gente en lo laboral y personal.
A.G.P.: Si es así, que le decimos a los que lo
padecen actualmente.
G.C.:
Yo
estoy muy agradecido a la experiencia del bullying, aunque no a los que la
propiciaron. Me hicieron un rebelde pero no de la forma que la gente cree.
Siempre he sido muy amable y cariñoso y he amado las artes, y eso en mi
entorno, créeme, era un verdadero acto de rebeldía. El que lo padece tiene que
denunciarlo, no cambiar nada, ni hacer nada más ni para ser aceptado ni para
que le respeten, ya merece respeto por el hecho de haber nacido, es un derecho
inherente en el ser humano, son los que hacen el bullying los que deben hacer
algo, como leer.
A.G.P.:
En consulta me preguntan sobre los límites de los niños, ¿el humor tiene límites?
G.C.:
Los
límites los decide el que escucha y en su derecho está de no consumir lo que no
le gusta, pero no de censurarlo. Eso es muy peligroso. La gente tiene derecho a
opinar, pero no a decirme de qué o de qué no puedo hacer bromas. Pero
otra cosa es en los niños, que usan el humor para humillar y hacer daño, eso no
es humor, hay que hablar con los padres.
A.G.P.: En psicología utilizo la terapia online con
pacientes. Todo formal. Muy correcto. No te imagino yo desde casa realizar un monologo con tu bata.
G.C.:
Pues
todo es ponerse, pero no, desde luego no entra en mis próximos planes.
A.G.P.:
Las personas se estresan por variadas cosas y situaciones, llega el estrés a la
vida de Gabriel córdoba
G.C.:
He
aprendido con los años que una persona puede hacer mil cosas a la vez y no
estar estresado y en cambio morirse de estrés por tener que hacer una sola
cosa. Suele pasar que esa cosa realmente no la quieres hacer. En mi caso, cada
cosa que hago desde que me levanto hasta que me acuesto la he elegido yo, tengo
la vida que siempre quise tener. Yo no trabajo, yo disfruto. Así que el estrés
no me toca demasiado, quejarme sería de ser muy desagradecido con la vida.
A.G.P.:
Veo que la improvisación se le sale de
su piel.
G.C.:
Tengo
una herramienta muy bien afinada a base de defenderme del mundo, y ahora la
utilizo para querer al mundo. La improvisación bien hecha es ausencia de miedo.
Supongo que será eso, que ahora no le tengo miedo a nadie.
GABRIEL
CORDOBA. BENDITA LA HORA QUE COGISTE ESE
TREN. ESE TREN DE MURCIA A BARCELONA PARA CUMPLIR TUS SUEÑOS. TU SUEÑO DE
SUBIRTE A UN ESCENARIO, ENTRE TEATRO Y MONOLOGOS, PARA LLEGAR A SER LO QUE ERES.
PROVOCANDO RISAS POR CADA LUGAR QUE PASAS. YA SEA EN BARCELONA O EN EL RESTO DE
ESPAÑA. TU AHÍ DISFRUTANDO ENTRE TUS COCACOLAS Y TUS PIZZAS MARGARITA. ACTÚAS
DEJANDOTE LA PIEL, MIENTRAS EN TUS DESCANSOS VES TU
PELÍCULA FAVORITA (“LA FINESTRA DI
FRONTE”) O TE LEES TU LIBRO FAVORITO
(“YO TE QUISE MÁS” DE TOM SPANBAUER). TE IMAGINO CORRIENDO, DE TU CASA A TU
ACADEMIA, PASANDO POR UNO U OTRO ESCENARIO, MIENTRAS VUELVES A TU CASA A CUIDAR
DE TUS QUERIDOS “PLAYMOBILS”. GRACIAS POR TU RISA, POR TU HUMOR, CONSAGRADO
ACTOR.