HOY CONVERSAMOS CON...JERÓNIMO TRISTANTE
Hoy charlamos con Jerónimo Tristante. Profesor de Biología de
instituto y escritor murciano de novelas históricas. Hablamos de la escritura,
autores, la soledad, la vida y, por supuesto, de Víctor Ros.
ARMANDO GALIÁN TERAPEUTA: Profesor de instituto y escritor, ¿cuál
por vocación y cuál por devoción?
JERÓNIMO TRISTANTE: Más por vocación quizá profesor de instituto,
donde yo soy biólogo. Devoción, la escritura. Aunque yo diría afición, un hobby
que se fue convirtiendo en una profesión. Todo el mundo yo creo que necesita
realizar actividades distintas de tu trabajo. Creo que es muy sano mentalmente.
Un ejemplo, después de clase, en casa no me apetece hablar de biología, sino de
historia, de documentarme, de escribir una novela de amor o de misterio y
evadirme un poco. Un día, empecé a escribir, hice una novela un verano, la leyó
un amigo, me dijo que estaba bien y que la mandara a las editoriales. Así,
hasta ahora.
A.G.T.: Y ese paso fue…
J.T.: Fue poco a poco. Primero publiqué una pequeña novela con la
Editorial regional. Luego, conseguí que me representara un agente. Poco a poco
te lo vas tomando más en serio. Realmente no eres muy consciente de las cosas
que consigues, porque encima el mundo editorial es muy voluble, y hoy estás en
la cumbre, y mañana no te cogen el teléfono. Yo, por ejemplo, el tema de la
serie de televisión es una cosa de la que yo no soy muy consciente. Cuando veo
una promo en la tele, no me creo que tenga una serie de televisión. He ido
asumiendo poco a poco las cosas buenas que me pasaban y, sobre todo, el tener
siempre en mente que hay que ser muy humilde porque hoy te salen las cosas bien
y mañana no. Y en el mundo editorial aquí en España, que Larra dijo que
escribir es llorar, cada diez cosas que haces te salen nueve mal y una bien.
A.G.T.: ¿Alguna manía? Siempre el mismo sitio, la misma
ambientación…
J.T.: Pues yo no soy maniático. Yo escribo prácticamente en
cualquier sitio. En mi casa, tengo un rincón muy bonico, una mesa blanca
preciosa junto a la ventana, ahí tengo el Mac y es el sitio donde más a gusto
escribo ahora. Ahí es donde he escrito este verano mi última novela. Escribir
no es una cosa que se haga en una tarde, y tienes que ser muy disciplinado. Yo
escribo en vacaciones, trabajo mientras otros están descansando. Me levanto, me
tomo un café, hago una relajación, y me siento a escribir. El tener ese rincón
es verdad que ayuda a centrar y focalizar la atención.
A.G.T.: ¿A qué hora del día te surgen más ideas?
J.T.: Yo soy más bien matutino. Cuando me despierto ahí es cuando
estoy mejor de actividad mental. Y conforme se va acercando la noche mi
rendimiento baja mucho. Así que, normalmente más por el día. Soy poco
noctámbulo. Este verano escribía por la mañana y por la tarde.
A.G.T.: Imagino que estarás leyendo algún libro.
J.T.: Terminé una novela hace dos días que le presenté a un amigo.
Y acabo de empezar Emma de Jane Austen. Me gusta viajar en el tiempo, y leer
autores de otras épocas.
A.G.T.: Algún autor preferido.
J.T.: Mi autor preferido, sin duda, es Wilkie Collins. Me gustan
muchos autores del siglo XIX que escribían en folletín y publicaban por
entregas. Y son la gente en la que yo me miro a la hora de escribir. Son los
precursores del buen culebrón y de las grandísimas series de televisión que
estamos viendo ahora. Todos los recursos que utilizan los guionistas para
generar suspense, para engancharnos, los inventaron estos que eran, pues,
Doyle, Wilkie Collins, Dickens, Stevenson, Alejandro Dumas. Y a mí el más me
gusta es Wilkie Collins. También me gusta Conan Doyle, porque Sherlock Holmes
es mi personaje de ficción favorito. Releo cada año el Canon de Holmes porque
me gusta mucho.
A.G.T.: ¿Cómo reaccionarías si descubrieras miles de copias
piratas de tus libros en el mercado negro?
J.T.: (Risas). Bueno, esas cosas pasan. Me dices algo que ya
existe, en internet puedes perfectamente descargarte las novelas de cualquier
autor gratis, inclusive las mías. En España no sé por qué no se controla. Si me
lee un tío gratis de Vigo que se ha descargado mi novela... Así que, a cuanta
más gente llegue, mejor. Por la vía que sea me da igual.
A.G.T.: Los autores se dice que sufrís el síndrome de la página en
blanco (vas a escribir y no tienes ninguna idea), ¿te ha pasado?
J.T.: Eso no me ha pasado nunca. Siempre he tenido una imaginación
desbordante, tengo más ideas que tiempo para escribirlas. Como sigo trabajando
como docente, no tengo mucho tiempo para escribir. Más que un escritor, me
considero un profesor que escribe en su tiempo libre. No tengo tiempo para
sacar adelante todos esos proyectos que un momento u otro se me han ocurrido.
Incluso, temas en los que me he llegado a documentar, pero al final no he
podido escribir esa novela. Yo creo que el que es escritor de verdad tiene que
tener imaginación e ideas. Porque para ser escritor tienen que confluir dos
cosas en una persona, imaginación y un estilo personal con una prosa buena y
aceptable. Un nivel literario mínimo, pero que también tengas una forma de
escribir que tu sepas envolver y enganchar al lector. Que se den esas dos
condiciones, a veces es difícil.
A.G.T.: Quevedo vs Góngora, ¿hay algún Tristante vs…?
J.T.: No, que va, que va. Tengo un montón de amigos escritores.
Casi todos mis amigos son escritores de novela negra pura. Los autores de
policial son de otra pasta, son gente más moderna, con una visión del mundo más
cinematográfica. Yo no escribo novela negra, sino histórica con misterio, solo
tengo una negra que es 1969. Nosotros nos ayudamos mucho, nos queremos mucho,
nos leemos, nuestro oficio es muy duro, es solitario, el 99% del tiempo estás
sólo. Nos gusta la música, el cine, las series, nos tomamos las cervezas, nos
contamos chistes y somos gente muy normal. Y eso que el mundo editorial en
España está muy mal siempre, no nos trata demasiado bien y vivimos en una
sociedad que lee poco. Con todos esos ingredientes, pues si nos lleváramos mal
sería una pena.
A.G.T.: Víctor Ros fue un detective adelantado en su tiempo. Con
la tecnología actual, ¿cómo funcionaría a día de hoy?
J.T.: Yo creo que muy bien. El tío tiene buena cabeza porque es un
personaje holmesiano. Yo quería hacerle un homenaje a Holmes y a la literatura
folletín, si encima tienes los medios que tenemos a hoy día a tu disposición,
pues puede llegar muchísimo más lejos. Esto lo vemos, por ejemplo, en la serie
Holmes, en la que se han traído a Sherlock al siglo XX, vemos que con la
tecnología multiplica al personaje para capturar al malo. Yo creo que Víctor
Ros lo tendría más fácil, sería un CSI del siglo XIX, y todavía tiene esa
visión romántica de esa ciencia que estaba en sus albores en las que todavía
cabía la posibilidad del descubrimiento científico por el azar como le pasó a
Fleming. Eso hoy día es impensable ya que está todo controladísimo. Quizás
sería menos divertido, serían novelas procedimentales como las que hacen hoy
día.
A.G.T.: ¿Habrá videojuego de Víctor Ros?
J.T.: De momento no ha surgido. Es un tema que estuvimos viendo,
pero finalmente la cosa se diluyó. Y luego también hubo un proyecto para hacer
un juego de rol, pero no han vuelto a contactar ni a mí ni a mi agente. Así que
no se sabe nada todavía. Pero sí que sería chulo que hubiera un videojuego de
Víctor Ros, por supuesto.
A.G.T.: Eres adicto a…
J.T.: Al deporte. Me gusta mucho hacer deporte. Cuando no puedo
hacerlo, ya que me lesiono porque ya soy algo mayor, entonces me pongo de mal
humor, me deprimo mucho porque lo necesito. Me ayuda a sentirme bien, a estar
equilibrado. Cuando salgo a correr, por ejemplo, me siento bien, veo las cosas
de otra forma. Cuando no hago deporte tiendo a ponerme nervioso.
A.G.T.: Escritor, profesor… ¿Te cuidas?
J.T.: Soy una persona bastante normal. No tengo vicios. No soy muy
bebedor, ni he fumado nunca. Como bien, controlo lo que como. Hago deporte.
Ahora no voy a conferencias, ni charlas, ni congresos, porque con los dos
trabajos tenía un nivel de estrés tremendo y unos niveles de ansiedad
altísimos. Ahora, prácticamente sólo hago cosas benéficas para dedicarme a mis
clases, a mi deporte, a mi hija o a limpiar mi casa. Psicológicamente a mí la
rutina me estabiliza mucho. Así que intento tener un estilo bastante saludable.
En general no me maltrato mucho. Aunque psicológicamente sí que le doy muchas
vueltas a la cabeza, la tengo muy activa, y eso es muy bueno, por ejemplo, para
escribir o para dar charlas. Aunque a nivel personal es malo, p
orque sabes que le das muchas vueltas a las cosas.
A.G.T.: ¿Has echado mano de ayuda psicológica alguna vez?
J.T.: Como todo el mundo, por supuesto que sí. En alguna ocasión
he tenido ansiedad, una vez una leve depresión, y estuve unos meses tratándome.
Como todo el mundo hoy día. Creo que eso es necesario en muchísimos casos. Por
experiencia, han pasado por mis manos miles de niños, he dado charlas y he
conocido muchas personas, y he comprobado con mi experiencia que todo el mundo
tiene alguna experiencia, alguna fobia, alguna neurosis, que normalmente no son
problemáticas, pero que en algún momento uno necesita ayuda para que te
orienten.
A.G.T.: Y tú te apoyas en…
J.T.: Me apoyo mucho en la familia. En mi hermana. En mi hija, con
quien hablo mucho. Y tengo dos buenísimas amigas que me escuchan y me echan un
cable. Normalmente todos dudamos y no estamos en posesión de la verdad
absoluta. Muchas veces uno necesita apoyo, que te aconsejen. Sobre todo gente
de tu confianza y que te conoce desde hace años.
A.G.T.: ¿La vida del escritor es solitaria? ¿Qué haces para
contrarrestarla?
J.T.: Intento evadirme escribiendo. Mi oficio, efectivamente, es
solitario. Tú estás escribiendo solo, no ves a nadie, no sabes si lo que
escribes llegará a la gente. Luego, si llega, lo leen y les gusta, es maravilloso.
Estás jugando a ser Dios, pasa lo que tú quieres que pase. Yo siempre tengo
pensado el final de la novela. Es tan divertido, que precisamente esos momentos
escribiendo son momentos de menor soledad.
A.G.T.: ¿Cuál fue la última vez que le prestaste atención al
sonido de tu respiración?
J.T.: Pues hace poco. Practico una técnica de relajación,
controlando la respiración y repetir una serie de palabras como si fueran un
mantra. Lo hago unos diez minutos.
A.G.T.: Una última, ¿A quién te gustaría tener a tu lado en un
apocalipsis?
J.T.: Me gustaría tener a mi hija, pero que mi hija pase por el
apocalipsis no me hace gracia. Así que mejor, a Chuck Norris… (Risas).
JERÓNIMO TRISTANTE. DA IGUAL QUE LIBRO ESCRIBAS. SIEMPRE SE
ENCONTRARÁ EN TI ESA PERSONA HONESTA Y SENCILLA QUE LLEVAS DENTRO. ESA PERSONA
QUE TIENE AMIGOS DE NOVELA NEGRA. ESA PERSONA QUE DESDE LA BIOLOGÍA, UN DIA
CAMBIO SU DESTINO CON UNA PLUMA, Y JUGO A SER DETECTIVE. ESA PERSONA QUE MENOS
MAL QUE ESCRIBE, PORQUE CON LA COCINA PARECE QUE NO SE DEFIENDE MUCHO. ESA
PERSONA QUE HABLA DEMASIADO Y NO LE GUSTAN LAS INJUSTICIAS. ESA PERSONA QUE LO
MISMO VE EL GRAN LEBOWSKI QUE VE FARGO. ESA PERSONA QUE NO TIENE ÍDOLOS, SINO
PERSONAS QUE ADMIRA COMO WILCKIE COLLINS, PAUL AUSTER O BUNBURY CUANDO ESTABA EN
LOS HEROES. PORQUE PARA SER QUIEN ERES, HAY QUE HACER LO HACES, VIVIR EL
MOMENTO PRESENTE.
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